LA DEMOCRACIA, ESA FICCIÓN MÁS GRANDE QUE YAHVÉ (JEHOVÁ) PARTE II: LA REVOLUCIÓN QUE SE TRANSFORMÓ EN IMPERIO Y DESANGRÓ EUROPA, LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA O LA ÚLTIMA CAMPAÑA DE UNA GUERRA PLANETARIA.

1789 es un año que ruge en los oídos de los que idolatramos la historia, aprendemos inocentemente en los primeros libros de historia que es un año crucial en el que el hombre logró su libertad, la cumbre del siglo de las luces y los grandes filósofos iluministas que fundaron a través de sus escritos un mundo nuevo, sin embargo cuando te sumerges en los bosques de libros sobre el tema te das cuenta que la revolución del hombre y el ciudadano costaron millones de vidas para terminar impregnando la recién inaugurada democracia con la antigua dialéctica de los imperios que ha embebido la historia humana desde el inicio.
Es terrible descubrir que esos luchadores y forjadores de la nueva democracia tricolor y parisina se convirtieron en una especie de fanáticos de esa nueva “religión” y comenzaron a perseguir y asesinar de formas terribles a quienes osaban blasfemar en contra de la diosa República, en contra de esa ficción con la que el poder se había disfrazado para continuar escribiendo la historia. Los hambrientos fueron la fuerza de choque la herramienta para erigir esta ficción que nos ha hecho creer en una libertad que no tenemos durante los últimos dos siglos, incluso durante el siglo XIX la República Francesa usó democracia, libertad y civilización como la nueva sagrada trinidad para justificar su expansión imperial no sólo por Europa sino en Asia, África y Oceanía donde en nombre de esas nuevas diosas desangró y saqueó pueblos enteros, después de todo la ilustración también tiene una parte profundamente racista con la que los imperios europeos sobre todo los anglosajones y nórdicos justificaron sus invasiones “civilizatorias” en todos los continentes de la tierra.
Napoleón el estratego y genocida más grande de la primera mitad del siglo XIX justifico su proyecto imperial con el deber de extender los valores de la revolución francesa por toda Europa, pero para los primeros años del siglo que convertiría a Inglaterra en la potencia hegemónica del planeta la revolución francesa era un recuerdo inútil para muchos franceses que lucharon por la revolución, incluso sus familias eran más pobres que en la época de los luises. Los valores republicanos habían quedado atrás y la dialéctica de imperios de los siglos XVI, XVII y XVIII retornaron a los campos de batalla europeos nuevamente se enfrentaban imperios por la hegemonía no sólo de Europa sino planetaria. La corona británica tenía serías intenciones de apoderarse de Sudamérica viendo a España sumamente debilitada e invadida por Napoleón quien saldría con el rabo entre las piernas de la península luego que su ejército profesional y muy bien equipado sufriera una terrible guerra de guerrillas por parte del valiente pueblo español, mientras tanto el contingente expedicionario británico que desembarco en España se dedicó a hacer labor de inteligencia reclutando oficiales de origen hispanoamericano de entre las filas del ejército español uno de ellos sería José de San Martín quien incluso desembarcaría del buque de la armada británica Lord George Canning en Buenos Aires en 1812 siendo su misión dirigir la independencia de las colonias españolas para el “libre mercado inglés”. Incluso antes de que Napoleón invadiera España en 1808 los ingleses habían intentado entre 1806 y 1807 una invasión directa del Río de la Plata en ese momento dominio de España.
Las guerras napoleónicas culminaron el 18 de junio de 1815 dejando al Imperio Británico como el hegemon de Europa occidental, cientos de miles de soldados del ejército británico quedaron desocupados convirtiéndose en un gran problema para la corona o al menos esa fue la excusa que permitió el reclutamiento de miles de soldados que partieron rumbo a América del Sur para combatir por la independencia de esas naciones, Simón Bolívar contaba con el apoyo asolapado de la Corona Británica, pudo contratar a más de siete mil expedicionarios todos veteranos y oficiales de las guerras napoleónicas que lo acompañaron en las campañas de la “guerra de independencia” en Hispanoamérica incluyendo las Batallas de Junín y Ayacucho.
Tarde fue cuando los países recién liberados en nombre de la democracia y los valores de la ilustración se dieron cuenta que debían millones de libras al nuevo dueño del planeta y a su enorme banca construida con especulación y venta de opio. Incluso Lord Cochrane, marino oficial de la marina real británica, que acompañó a San Martín de Chile a Perú saqueo el enorme caudal que tenía en setiembre de 1820 la capital del ex Virreynato del Perú, y ese no fue el único robo una enorme cantidad de plata fue saqueada de todos los puertos de las nuevas repúblicas y democracias sudamericanas y fueron a parar a las bóvedas de los bancos de Londres se calcula que en moneda actual serían unos 300 mil millones de euros los que el Imperio Británico robó de las ex colonias españolas en nombre de la libertad de mercado, la democracia y la civilización. En 1532 la conquista se justificó bajo los valores de la cristiandad y el catolicismo, pasaron siglos para que otra clase de ficción cuasi religiosa se usara como excusa para crear un modelo económico global en la que las recién independizadas e improvisadas repúblicas hispanas solo serían fuente de materias primas para la revolución industrial anglosajona y también serían mercados donde vender los productos de la industria que los imperios monopolizaban hasta más no poder. Incluso el conocimiento técnico estaba vedado para los seres humanos de esta parte del mundo cada locomotora o barco a vapor que venía de los astilleros ingleses tenía su propio maquinista de nacionalidad británica el único que sabía cómo funcionaban esos imponentes ingenios, el ejemplo más irónico de esto es que los cañones Krupp alemanes de la guerra con Chile jamás fueron usados por los chilenos venían con operarios alemanes.
El siglo XIX pariría un mundo destrozado y deformado el siglo XX con sus dos guerras mundiales donde la dialéctica de imperios y no democracias continuaría, pero eso vendrá en la tercera parte de esta serie de textos que intentan desenmascarar a esa ficción con la cual nos cubrimos la boca todos los días, DEMOCRACIA.